jueves, 15 de febrero de 2018

¿Jesucristo? El primer comunista

Antes de dar lugar al puede que polémico desarrollo de mi tesis, quisiera hacer notoria mi única y sincera intención, siendo ésta el exponer inocentemente una interpretación subjetiva de una serie de hechos históricos; sin viles pretensiones de ofender las creencias religiosas, sean cuales fueren, de ningún lector. Doy, de esta forma, paso a mi artículo. Dixi.



El cristianismo nunca será televisado

                      “¿Jesucristo? El primer comunista.”

                                               Joaquín Sabina

Tras haber hecho huir la metafórica suciedad de sus manos, Pilatos dejó que la opinión del vulgo condenase a uno de los que, para algunos, sería el preso político más famoso de la Historia, Jesús de Nazaret.

Unos ojos engendrados en el vientre de María y también hijos de un humilde carpintero, conocieron la humedad por primera vez en un mero pesebre. Las posteriores lágrimas, frutos del hambre que hace llorar a todos los bebés (mortales o no), también sonaron en un ambiente familiar donde el dinero nunca debió abundar en demasía. Los habidos llantos y hambre tan sólo fueron apagados por los pocos ingresos que lograba José, el padre (y no el Padre), con las gotas de sudor propio que se precipitaban sobre la madera, madera en la que apoyarían los ricos sus copas de vino. De esta forma, Jesús creció viendo cómo su a veces tan lejano sustento dependía totalmente del trabajo, y así bebió de la revolucionaria fuente, y así adquirió lo que ahora llamarían conciencia de clases.

Jesús, ya adulto y con los signos de desnutrición por los más que escasos recursos de los estratos sociales bajos apreciables en todas sus futuras imágenes, comenzó a dar charlas en las que, mediante parábolas, predicaba su mensaje. Tal mensaje, inspirado por su conciencia de clases, promovía la forma de vida humilde y solidaria con los que más desfavorecidos, como él nunca dejó de ser, eran; nunca con aquellos que más tenían, tal y como se puede apreciar en el diabólico Libro: “Él apaga la sed del sediento y sacia con lo mejor al hambriento.” (Salmos 107:9).

¿Se trataba de un discurso de carácter moral o de un mitin político?

Tras haber expulsado de forma beligerante a los bien posicionados mercaderes del templo por lo que entre ellos difería, tal y como se lee en Marcos 11:15-18: “…y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vendían las palomas.”, su mensaje se profundizó. Promovió la creencia ciega en la existencia de un reino donde todos, independientemente de quienes fueren y promoviendo, de esta forma, la igualdad, podrían entrar si llevaban a la praxis su mensaje. Dicho reino no era más que un mismísimo paraíso terrenal en el que tan sólo existiría un profundo y eterno estado de catarsis.

¿Se trata este paraíso de un reino de los cielos o de una utopía a la que posteriormente llamarían socialismo?   

Con este programa electoral y algunas dosis de populismo, consiguió muchos más de doce seguidores, con lo que comenzó a remover la conciencia social y dinamitar las hasta entonces sólidas estructuras políticas de la época, haciendo tangible la idea del cambio, de la revolución social. Las piernas de líderes y sumos sacerdotes, gentes de gran poder adquisitivo como los que en un lejano futuro serían burgueses, comenzaron a temblar.

¿Pudo ser el Cristianismo el partido de la oposición?

Dicho miedo, dado por el peligrar sus intereses y posiciones sociales, trajo per se la tortura y posterior condena a muerte del Mesías, del antisistema Jesús.

¿Mártir político? Sería discutible. Lo que no lo sería es el hecho de haber logrado este personaje llevar lo tangible el non omnis moriar, puesto que nunca murió del todo y mantuvo indeleble lo que durante toda su vida adulta difundió.

No existió en el Londres de la Revolución Industrial, ni en la URSS. Lo hizo muchos siglos ha; sin embargo, puede que este personaje de supuesto carácter religioso no promoviere la religión del cristianismo como tal, sino como doctrina y opción política, además de económica. Dada esta interpretación, se podría pensar en el cristianismo como un intento de llegar a una sociedad sin clases sociales en la que los antes desfavorecidos socialmente tomarían el poder tras la Revolución; pareciéndose, de esta forma, al comunismo que los alumnos de primero de bachillerato hubimos estudiado en Economía.



José Joaquín Hidalgo, 1º Bachillerato E.

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